El mango está reconocido en la actualidad como uno
de los 3 ó 4 frutos tropicales más finos. Ha estado bajo cultivo desde los
tiempos prehistóricos. Las Sagradas Escrituras en Sánscrito, las leyendas y el
folklore hindú 2.000 años a.C. se refieren a él como de origen antiguo,
aun desde entonces. El árbol de mango ha sido objeto de gran veneración en la
India y sus frutos constituyen un artículo estimado como comestibles a través
de los tiempos. Aparentemente es originario del noroeste de la India y el norte
de Burma en las laderas del Himalaya y posiblemente también de Ceilán.
El mango está
distribuido por todo el sureste de Asia y el archipiélago Malayo desde épocas
antiguas. Se le ha descrito en la literatura china del siglo VII como un
cultivo frutal bien conocido en las partes más cálidas de China e Indochina. La
temprana prominencia del mango en su tierra nativa sale a la luz por el hecho
de que Akbar, el gran Moguel de la India del siglo XVI, tenía un huerto
conteniendo 100.000 árboles de mango.
El mundo occidental se
relacionó con el mango e inició su actual distribución mundial con la apertura,
por los portugueses, de las rutas marítimas hacia el Lejano Oriente, al
principio del siglo XVI. También se le llevó de Indochina a la isla de Mindanao
y a Sulus por el siglo XIII, no siendo sino hasta fines del siglo XIV y principio
del siglo XV que los viajeros españoles llevaron la fruta desde la India hasta
Manila, en Luzón. Mientras tanto, los portugueses en Goa, cerca de Bombay,
transportaron fruta de mango al sur de África, de ahí hacia Brasil, alrededor
del siglo XVI y unos 40 años después a la Isla de Barbados.
Del mismo modo, los
españoles introdujeron este cultivo a sus colonias tropicales del Continente
Americano, por medio del tráfico entre las Filipinas y la costa oeste de México
por los siglos XV y XVI. Jamaica importó sus primeros mangos de Barbados hacia
1782 y las otras islas de las Indias Occidentales, al principio del siglo XVII.
Los mangos fueron llevados de México a Hawai, en 1809, y a California,
alrededor de 1880, mientras que la primera plantación permanente en Florida
data de 1861.
PROPIEDADES NUTRITIVAS.
Su composición es
distinta según la variedad que se trate, pero todos ellos tienen en común su
elevado contenido de agua.
Aporta una cantidad
importante de hidratos de carbono por lo que su valor calórico es elevado. Es
rico en magnesio y en lo que a vitaminas se refiere, en provitamina A y C (200
gramos de pulpa cubren las necesidades de una persona de dichas vitaminas).
La vitamina C interviene
en la formación de colágeno, huesos y dientes, glóbulos rojos y favorece la
absorción del hierro de los alimentos y la resistencia a las infecciones. El
beta-caroteno se transforma en vitamina A en nuestro organismo conforme éste lo
necesita. La vitamina A es esencial para la visión, el buen estado de la piel,
el cabello, las mucosas, los huesos y para el buen funcionamiento del sistema
inmunológico. Ambas vitaminas cumplen además una función antioxidante. El
potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso
nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de
agua dentro y fuera de la célula. El magnesio se relaciona con el
funcionamiento de intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y
dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante. Asimismo aporta
fibra que mejora el tránsito intestinal.
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